7.19.2010

Simple.

Sin oportunidades. Sin engaños. Así es más fácil, ¿no? Sabes lo que hay, no esperas algo que no ocurrirá. No crees en los demás. No ambicionas algo que no conseguirás. Dejas de perseverar. No hay nada por lo que apostar. No esperas recibir más de lo que das. Nunca caerás. Nada de confiar. Renuncias a desear. Solo seguridad, ya no habrá sorpresas. Todo bajo control. No hay motivos por los que estar alerta. No más ansiedad. No más respirar hondo. No más taquicardia. No más de 50 pulsaciones. Solo calma. Jamás volverá el dolor. Solo habrá rutina, monotonía.
Tristeza, nostalgia, melancolía, desconsuelo, soledad y tu ausencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario