Un latido, dos latidos, tres latidos. Sangre que escapa a borbotones a través de tus venas. Un nuevo latido y tras ello, arritmia continua a cada paso. Demasiado esfuerzo para mantener el corazón en su sitio. Respiración profunda. Finge, sonríe mientras agarras con fuerza tu costado izquierdo y la luz del sol resalta el 13 tatuado en tu pequeña mano. Inspira de nuevo, aguanta el aire, siente su recorrido en tus pulmones y deja que el humo de esa última calada se abra paso hacia la salida. El viento revuelve tu pelo mientras intentas encender un nuevo cigarrillo, esquivas a unos cuantos transeúntes y a la prisa que los controla. Acudes a la cafetería más cercana a por tu necesaria dosis de cafeína, que bebes de un único sorbo. La arritmia cede tras notar como cafeína y nicotina despiertan tu caótico cerebro, acelerando el motor. Espejos reflejan tatuajes que cuentan mil historias. Y marcas en tu cuello relatan una noche anterior salvaje. Paso a paso, pensamiento tras pensamiento, cigarrillo tras cigarrillo, aparece ante tus ojos la decisión, que probablemente no hubieras logrado tomar en un relativamente breve espacio de tiempo. Miles de glóbulos rojos se desplazan hasta tu cerebro y eso te hace pensar, exprimirte un poco más. Miras hacia el mar mientras te abrigas y apagas esa última colilla. Succionas el piercing de tu labio inferior antes de atreverte a tocar el timbre de esa típica casita de puerta azul. Acercas la mano al timbre mientras el sol provoca destellos en tus uñas verdes. Decidida, pulsas el timbre esperando oír ese sonido tan familiar a tu oído. Instantes después aparece él, apoyado en el marco de la puerta con tan solo un toalla rodeando su cintura y miles de gotas recorriendo su cuerpo, el aroma que transmite su piel te deja aturdida por unos segundos mientras él te mira, esperando algo más de ti. Te hace pasar mientras notas como te desnuda con la mirada. La sangre acude a tus mejillas, sonrojándolas como solo sabe hacer él. Bajas la mirada entre avergonzada y excitada por el tacto de su piel mojada. Sus labios rozan tu cuello mientras se deshace de tu abrigo. Sus manos recorren tu cuerpo a la espera de recordar cada milímetro de piel que beso y acarició aquella vez.
Sus labios otra vez, como aquella vez.
Sus labios otra vez, como aquella vez.
Buff demasiado bueno :)
ResponderEliminarMuchas gracias por lo que dijiste, en verdad no esperaba que nadie dijese nada, simplemente quería contarlo...solo por desahogarme.
Escribes realmente bien, la verdad que tenés mucho futuro !
Un besito :)